Hace quince años empezamos a plantar árboles… pero no sembramos nada. Pasó más de un año para que comenzáramos a hacerlo, y eso gracias a una sandía que decidió crecer en medio de la nada por voluntad propia.
Con frecuencia nos preguntan cuál es la diferencia entre sembrar, plantar o trasplantar, y hay quienes usan el término indistintamente. Pero no es lo mismo.
Sembrar significa colocar una semilla en un medio en el que pueda germinar y eventualmente convertirse en planta. No importa si se hace directamente en la tierra, en una charola de germinación, o hasta en un vasito con algodón, como lo hacíamos en la primaria. Lo que cuenta es el hecho de comenzar el cultivo desde la semilla. Se habla de la siembra, el sembrado, la simiente… Es el inicio de la vida desde un material que es sólo potencia. La semilla puede permanecer por años sin convertirse en una planta, hasta que encuentra el campo propicio: la humedad, la oscuridad, etc. Por cierto, las palabras sembrar, semen y seminario tiene el mismo origen etimológico: la palabra latina seminare, que significa literalmente “poner semillas”.
Plantar en cambio se refiere al hecho de colocar una planta ya desarrollada en un lugar de cultivo. Es el caso de todos nuestros árboles frutales: los adquirimos en bolsas de vivero, jóvenes pero ya con facha de arbolito, y los plantamos en el lugar en el que queremos que crezcan. Para ello hacemos primero un agujero, preparamos la tierra, retiramos la bolsa de plástico (o la maceta, si es el caso), y colocamos el cepellón en su lugar. Luego volvemos a cubrir con tierra, regamos… Es lo que hacemos normalmente con en un jardín urbano, es decir, plantar flores, setos, árboles de ornato… Una plantación es un lugar en el que se cultivan plantas que no necesariamente nacieron en ese lugar. Este año compramos unas pequeñas plántulas de alcachofa para probar su adaptación al terreno. Sólo dos, pues es un experimento. Pero no “sembramos” alcachofa; la “plantamos”, pues alguien ya la había sembrado anteriormente en algún lugar.
¿Da lo mismo? Bueno, el resultado puede ser similar, pero el proceso es diferente. Para empezar, no todas las plantas proceden de una semilla. A diferencia de las personas y nuestros primos los vertebrados, para reproducir una planta existen procedimientos que no requieren de una semilla. Quien tiene un jardín lo habrá experimentado: “¿Me puedo llevar un piecito de tu rosal?” preguntaban las tías. Y de hecho así llegaron a Huerta San José las rosas de Castilla que adornan una de las fachadas. Este “piecito”, es decir, una pequeña rama que se corta de una planta y se convierte en otra, se llama esqueje… mejor luego les platico sobre las formas de reproducir plantas, porque me estoy desviando.
Pero entonces, “sembrar” viene de la semilla y “plantar” viene de la planta. ¿Y trasplantar? Esto no es más que mover a una planta de un medio a otro, y puede tener mil razones y otras tantas técnicas. De hecho, la plantación es ya un trasplante, pues significa que lo que vamos a plantar ya estaba en algún lugar. Trasplantamos por ejemplo una aralia o una pata de elefante de una maceta pequeña a otra más grande, porque la primera ya le queda chica. O trasplantamos al terreno de cultivo lo que sembramos en el invernadero y ha ido creciendo en almácigos (macetas muy pequeñas, de muchos materiales).
Ahora que les he dicho todo esto, estoy segura de que ya lo sabían. Sin embargo quise aclararlo porque me lo preguntan mucho. Y porque la pregunta siempre me hace pensar en lo útil que son algunas palabras. Aquí me ayudarán los amigos expertos en gramática, pero yo llamo metáfora al uso que damos a un término que proviene de un contexto para explicar otro. Como aquello de “sembrar ideas” en la cabeza de otra gente… Pero de momento no puedo explicarlo, porque mi asesora me dejó “plantada”.
Nos vemos en la próxima.
