top of page

Se vale hacer trampa



Una de las dificultades del cultivo orgánico estriba en que los vecinos suelen emplear insecticidas para eliminar plagas, con lo cual todos los bichos indeseables se mudan a vivir a tu territorio, donde pueden comer y reproducirse a sus anchas sin que nadie los moleste. Pero si antes nos negábamos a aplicar venenos, ahora que tenemos abejas y producimos miel, con mucha mayor razón. Sin embargo existen una variedad infinita de trucos para atender este problema, de los cuales les comparto aquí unos cuantos que usamos en la huerta.


A los insectos en general les atrae el color amarillo. Tomen esto en cuenta cuando vengan a visitarnos, porque pueden llegar a ser molestos. En general les gustan los colores brillantes, y por eso las flores se pavonean escandalosamente, para atraer a los polinizadores, pero el amarillo parece ser su color favorito. En la huerta aprovechamos esta preferencia para construir unas trampas muy sencillas, que consisten simplemente en tablas de un amarillo brillante, cubiertas con cualquier grasa espesa (aprovechamos por ejemplo la que se retira de los tractores y otros vehículos cuando se les hace el servicio). Las mosquitas, ácaros y otras plagas se acercan a ellas y quedan pegadas en la grasa, lo cual nos permite ver qué intrusos tenemos y en qué proporción, además de que los mantiene lejos del jitomate y la lechuga. Cuando la trampa está llena de insectos, simplemente retiramos esa grasa con una espátula, la tiramos a la basura y ponemos una nueva. Lo interesante es que, como la tabla no despide aroma dulce, las abejas no se acercan a ellas, por lo que nunca las encontramos atrapadas aquí.


Otra forma de aprovechar el atractivo del amarillo, y que nos funciona bien en los árboles frutales, es colgar de sus ramas una botella de PET (de agua, de refresco, cualquiera que se haya desechado), con lo que además le damos uso a un material que de otra manera sólo serviría para contaminar. Esta botella va llena hasta poco menos de la mitad con agua, azúcar y colorante amarillo; en la mitad superior hacemos unos pequeños orificios (no más de 3 milímetros), por los que entran las mosquitas a beber el agua, quedando atrapadas adentro, pues no son tan listas como para volver a encontrar la salida. Tal vez ya están borrachitas con tanta azúcar. Es importante que los orificios sean pequeños para que las abejas no puedan entrar. En este único caso puede usarse algún insecticida que no sea volátil, pues no se aplica a las plantas o la fruta ni se dispersa en el aire, de forma que mata a los insectos indeseables que entran a beber, sin contaminar el ambiente. Existen en el mercado muchos insecticidas orgánicos que pueden aplicarse para este fin. En la Huerta usamos un concentrado de Nim, un árbol que crece muy bien entre los 1500 y 1700 metros de altura, y que tiene propiedades insecticidas totalmente orgánicas y amigables con el medio ambiente.

Trampa de fresas para mariposas y caracoles

Una trampa más para engañar a los ladrones consiste en plantar especies que les gusta comer o en los cuales depositan sus huevos, para así alejarlas del cultivo que queremos proteger. En la huerta tenemos, junto a las camas de hortaliza, una gran cama de fresa, que les encanta a los caracoles, las mariposas y otros golosos. Las larvas de mariposa devoran hojas a una velocidad impresionante, equivalente al ritmo al que crecen, así que aquí se dan un banquete. Y a los caracoles les encanta la fresa. Al principio resultaba muy frustrante ver que no obteníamos frutos, pero pronto descubrimos que con ello había disminuido la población en la hortaliza e hicimos paz con el asunto.


Flores en un viñedo para identificar y detener plagas

Un truco muy empleado en los huertos europeos consiste en plantar flores en los extremos de los cultivos. Los jardines de Villandry, en Francia, son un buen ejemplo de ello. También lo hacen en las líneas de la vid. Las rosas son allá sus favoritas, pero cualquier flor atractiva sirve para el caso. Los insectos se ven atraídos por su aroma y su belleza (como nosotros), e inician su consumo aquí, lo que permite detectarlos antes de que ataquen lo que queremos comer. Claro, hay que aceptar que nuestras bellas flores son algo así como la carne de cañón, el frente de batalla contra las plagas, y seguramente sufrirán las consecuencias. Nosotros plantamos flores locales, aprovechando que Atlixco es el paraíso de las flores. Además de ayudarnos a proteger los cultivos, le agregan alegría y belleza a la hortaliza.



En el área de hortaliza, estos conjuntos de flores hacen la tarea, pero en el jardín preferimos no sacrificarlas. Aquí hay otro truco tan sencillo como estético que funciona bien: en la orilla de los arriates de flores sembramos ajillo, una planta que da una flor lila muy bonita, pero despide un aroma sutil no tan agradable. El olor es lo suficientemente suave como para que nuestro olfato no lo perciba, pero a los insectos más bien les desagrada, por lo que se mantienen alejados del área. Es especialmente útil para mantener fuera a los escarabajos y sus hijitas malcriadas, conocidas como gallina ciega.


El ajillo es agradable a la vista y mantiene alejados del jardín plagas como escarabajos y gallina ciega

Cuando éramos niñas, mis hermanas y yo teníamos una norma que respetábamos a rajatabla: al comenzar a jugar cualquier cosa, se declaraba si valía “trampa callada” o no. En caso afirmativo, podías hacer trampa siempre y cuando no te descubrieran, pero si alguien decía “no vale trampa callada”, ya podíamos dejar sola a la jugadora en turno, que sabíamos que bajo ninguna circunstancia nos engañaría. Seguimos usando el dicho hasta la fecha. Pero como adultos, nos permitimos algunas excepciones. ¿O qué son el maquillaje y el tiente del pelo, sino trampas para modificar nuestro aspecto natural? Y sin embargo hemos renunciado a estos trucos estéticos en favor de la comodidad. Pero la humanidad ha creado una trampa fabulosa que salva miles de vidas. Se llama “vacuna”, y consiste en engañar al organismo haciéndole creer que es atacado por un agente extraño, para así inducirlo a producir un ejército de células defensoras que protegerán nuestra salud. ¿Ya se vacunaron? ¡No dejen de hacerlo!


Los jardínes del Castillo de Villandry están hechos con hortaliza, a la que se protege de las plagas con flores.


110 visualizaciones

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page