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... Mientras nos reinventamos...



Hace dos meses anunciamos que este blog quedaría suspendido por un tiempo, mientras repensábamos nuestro presente y nuestro futuro. Se colaron por ahí un par de comunicaciones eventuales, porque la vida sigue, pero seguimos buscando nuestro nuevo camino. Contarles todo lo que hemos pensado e intentado sería como tirarnos en un diván y convertirlos a ustedes en psicoanalistas involuntarios y sin paga, así que me saltaré esa parte, guardándola para cuando haya conclusiones que compartir… o un buen chisme que contar.


Pero en esta pausa el calendario sigue corriendo, y de vez en cuando la agenda se nos aparece, con sus demandas y sus recuerdos, sus alegrías y sus tristezas, muchas veces combinadas en un mismo evento. Hoy trae a la memoria dos momentos gemelos en cuanto a la fecha y a la vez totalmente opuestos en cuanto a emociones y circunstancias. Y este 14 de septiembre se cumplen, respectivamente, uno y dos años de aquellos recuerdos.


El primero fue una fiesta espectacular, un nacimiento lleno de esperanza y energía, acompañados de todas aquellas personas significativas para la huerta, que compartían con nosotros el inicio de un proyecto largamente trabajado.

El segundo, exactamente un año después de aquella fiesta, fue el encuentro de frente con una realidad que confrontó a la humanidad entera, y llevó a cada uno de nosotros a padecerla de manera a la vez tan similar y tan diferente. En este ejercicio de reflexionar y buscar la nueva senda, releí el blog de ese día, y me quedé por un largo e indefinido tiempo inmóvil y en silencio por dentro y por fuera. Me cuesta trabajo pensar que han pasado doce meses desde entonces, porque al leerlo me parece que lo escribí ayer. Parecería que todo sigue igual que hace un año.


Todo cambia, decía Heráclito. Todo permanece, argüía Parménides… Parece que las cosas siguen igual, pero ¡ha pasado tanto desde entonces! A la Huerta ha venido a refugiarse quien ha necesitado de un espacio de paz, un respiro, un hombro para llorar o una gran oreja para recibir los archivos emocionales guardados en el alma de quienes padecen o se confrontan… o simplemente se aburren. Para eso existe este lugar.


Y de la Huerta ha salido consuelo y salud, a veces en forma de lechuga fresca y rabanitos para el pozole, a veces como esencia de aromas que equilibran el ánimo y bálsamos para las dolencias. De estos últimos quiero hablar hoy.


Con las dificultades que enfrenta toda empresa recién nacida en medio de circunstancias adversas, Huerta San José continúa buscando la manera de ser sustentable. El Informe Brundtland de la ONU (1987) definió la sustentabilidad como “la capacidad de satisfacer necesidades de la generación humana actual, sin que esto suponga la anulación de que las generaciones futuras también puedan satisfacer las necesidades propias”. En otras palabras, buscar la manera de producir nuestro alimento sin acabarnos el planeta para los que vienen detrás.


Producir nuestro alimento no se refiere únicamente a sembrar, cultivar y cosechar comida, sino a cualquier método que nos permita obtenerlo, incluyendo el mero hecho de comprarlo. Y las necesidades no se limitan al alimento: hay que tener también un techo, una cama, educación, salud… para lo cual necesitamos un trabajo remunerado, es decir, ingresos que permitan mantener una vida digna.


Las pérdidas de empleo durante esta pandemia han sido de escándalo. Y el subsecuente empobrecimiento de nuestros congéneres debe preocuparnos a todos. En Huerta San José hemos mantenido a todos nuestros colaboradores, pero para que esto siga siendo verdad, necesitamos generar ingresos. Podemos alimentarnos con la hortaliza que cultivamos, pero en la CFE no nos aceptan las zanahorias a cambio de electricidad.


Así pues, en lo que resurgimos, la única manera de seguir siendo “sustentables” es vendiendo los productos derivados de la Huerta. En las próximas semanas estaremos difundiendo algunos de ellos, con el fin de darlos a conocer y lograr que se enamoren de ellos, como les ha sucedido ya a quienes los consumen regularmente. Naturalmente el tono del blog cambiará, pero ojalá sigan leyéndolo y difundiéndolo, para ayudarnos así a subsistir. Prometo no hacerlo tedioso, pero son bienvenidos sus comentarios, reclamos y sugerencias.








Para quienes estén interesados en información concreta, pueden consultar nuestra página

https://www.huertasanjose.mx/ o comunicarse con nosotros vía email (contacto@huertasanjose.mx) o Whatsapp (+52-55-3235-1324)








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